¿Por qué revivistes a mi corazón si te ibas a volver a ir? Después de mucho tiempo, sentí que volvía a sentir lo que una vez perdí, fue una sensación escalofriante, morbosa, pecadora, pero sobre todo fue perfecta. Al abrir mis ojos, tomé tu mano y la coloqué justo en mi corazón, tu suave mano hacía lo mismo con la mía... corazones acelerados, miradas que hablaban por sí solas. Entonces comprendí que nuestro amor seguía vivo dentro de ti, que no lo habías olvidado, pero que tristemente no querías volver a abrigarlo. Intenté explicarte que te necesitaba, que te cuidaría, que no podías irte ahora que me habías despertado de esta pesadilla, no puedes dejarme caer otra vez. No puedo dejar de pensarte, no puedo dejar de imaginarme en cada instante de mi tiempo lo que me hizo tocar el cielo. Esa noche caístes ante mi como un ángel que venía a darme sus fuerzas, sus esperanzas, su ilusión...
No hay nada más bonito que tú.
Dime que puedo hacer ahora, que es lo que debo hacer para volver a verte, déjame verte. No puedo controlar esto que siento, me has recordado que era amarte, lo increíble que me hacía sentir, pero saber que no puedo dartelo me entristece, aunque prometí esperarte y lo cumpliré.
Me encanta el sabor de lo prohibido.
Uno se arrepiente de lo que hace, y no de lo que no hace, pero yo contigo no me arrepiento de nada. Siempre serás la persona que puedo hacerme sentir esto, hacer que este entre las nubes, que puedas frustrarme, invadirme por completo, siempre serás tú, porque yo quiero que así sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario