Es un secreto tu mirada y la mía, un presentimiento como un ángel que me decía "La cura son sus besos, la espera tu gran anhelo, tu respiración su aliento. No desesperes por llegar hoy, mañana tal vez" pero, ¿a dónde debo de llegar? Encontré la respuesta al volver por un viaje al pasado, pude ver que en tu triste -adiós- se encontraba mi propia superación. Tu amor marginó a mi corazón de la mente, y a mi mente la separó de la realidad, es entonces cuando se produjo el frénesis de frustración y dolor. Es una historia entre sentimientos y recuerdos, es un secreto que llega a quemar y que las lágrimas no pueden calmar.
Yo confié ciegamente en el destino, no sé por qué quitastes el antifás que pusistes en mi, si de su amor se trataba y nuestros corazones a contracorriente jugaban.
No se puede remediar lo que no tiene remedio, no se puede esperar algo que no te da su propia razón, pero la sensación de seguir tu propio presentimiento es tan grande, tan increíble, que ganar o perder es tu propia lección. Tal vez mañana sea un día mejor, quizás sea indiferente al de hoy, tal vez mañana no exista, pero estoy segura que pase lo que pase, le he enviado a mi vida mi propio mensaje - las agujas del reloj empujan las horas, el tic tac lleva la melodía, al igual que un corazón empuja cada sentimiento, y su latir lleva la melodía al ritmo de la vida- no hay por qué dejar de caer y de levantarse, en la lección esta la sanación, en el destino la torpeza y en la vida el gran soplo que te empuja a conocer nuevos mañanas.
porque mi corazón renacerá de lo más bajo, y levantará cada una de mis miradas hacia lo más alto.
Por ello, entendí que tú eras ese ángel que me lo decía, y con tus recuerdos atrás me llevastes, con mi propia voluntad yo volví adelante... esta vez ya no hay viaje al pasado, sólo el billete del futuro haciendo escala en el presente.
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